Despedida a un amigo

By Juan David Hurtado Bedoya - marzo 31, 2015

Despedida a un amigo

Te confieso amigo Vicente que escribir estas líneas me ha tardado mas de 9 días; no ha sido fácil sentarme a plasmar unas palabras para decirte adiós, tu recuerdo y vacío es enorme, nunca la casa ha estado en tanta paz;  Amigo Vicent
como realmente te bautizó mi madre, Vicente como finalmente terminamos llamándote por costumbre, Vicentes como te llamaba mi hijo y Vicentino o Chente como coloquialmente te gritábamos en medio de nuestros juegos: sentarme a escribirte es mi forma de escape, de desahogar la tristeza que deja tu partida, fueron 13 años y 3 meses de tu compañía.  Llegaste a nuestras vidas incluso antes de ser engendrado, ni tu madre Latta había entrado en calor cuando te compramos en Manizales; fuiste mi regalo de la familia ante la perdida accidental de Tita, otra labradora, ella dorada tu chocolate de raza pura y sangre de campeones mundiales; tu llegada a casa fue un acontecimiento enorme, no te escogí, si lo recuerdas al yo meter la mano entre tu y tus hermanos y hermanas me escogiste, te lanzaste a lamer mi mano y esa fue la señal para escogerte.


Ha sido difícil llegar a casa y sentir que caminas a toda velocidad a saludarme como cada mañana lo hacías, parquear el carro mientras abro la puerta y sentir que ladras, ha sido complicado pasar por el sitio donde dormías en las noches y verlo vacío, ya mi madre no tiene con quien pelear y se que también te extraña y se siente sola, no tiene ya disculpa para justificar su obsesión por barrer la casa cada hora, tu eras su compañía fiel; fueron angustiantes las horas y días que estuviste en la clínica máximo porque al saber el diagnostico final de tus dolencias tendríamos que tomar la decisión que durmieras y no sufrieras, agradezco tu valentía de irte a descansar voluntariamente y evitarme tal decisión.  Vicente, escribo esta líneas no solo para liberar mi tristeza, las escribo porque se que esa tristeza mía  detiene tu energía acá en esta tierra, escribo para que tu espíritu se libere y parta feliz al universo, escribo para agradecer tu existencia y compañía: Gracias amigo por tu nobleza, tu acompañamiento, por trasnochar conmigo tanto años en que debía estudiar y luego trabajar hasta altas horas, gracias amigo por los detalles de ternura cada vez que sentías que estaba triste o preocupado por algo, gracias por esas travesuras que aunque nos sacaban de casillas, hoy nos hacen mucha falta, buen viento y buena mar en tus nuevas aventuras allá donde estés, parte tranquilo, cumpliste tu misión de hacernos muy felices. Hasta pronto querido Chente¡¡¡              

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